Aquello que no hice
En ocasiones, cuando la cabeza repasa momentos del día o tiempos pasados, las cavilaciones burbujean en cada una de nuestras mentes. Paramos el tiempo y escudriñamos paso a paso aquello que no hicimos: esa frase, ese gesto, esa acción... Vivimos de nuestro pasado intentando definir como debería haber ocurrido o en su defecto, como no debería haber actuado. Son sensaciones que (arriesgándome a comentar) todos hemos sentido. La finalidad es buscar una experiencia, una perfección, una base a otra posible situación, pareja a la ya vivida. A menudo, este flash-back que realizamos en nuestro inconsciente, se apodera de nosotros. Nos atrapa y nos envuelve hacia un estado de embriaguez del cual su licor tiende a martillearnos con esa situación. Posiblemente, es lo que la gente denomina "comerse la cabeza". Debemos pues distanciarnos a un nivel más superior, a un escaño que nos permita analizar que detrás de esa frase, de ese gesto o de esa acción, vive una persona que hace de aquello que no hizo su recorrido para aprender en esta su vida. Nada es más sutil que reconocer errores y avanzar con ellos.
Perdón por aquello que no hice y os ha afectado a todos vosotros.