Consumo Vs Felicidad
Mercado, oferta, consumo... la globalización llega a su máximo exponente merced al sector económico. Es algo mal visto en la sociedad, la posibilidad de que el capitalismo penetre en nuestras vidas, nos coloque la misma etiqueta que a sus productos y nos catalogue como sector propenso a comprar cierto producto. Seamos recios, seamos serios también, los tiempos del Ché pasaron, Cuba se mantiene en la cuerda floja y el comunismo post-prusiano se desvaneció tras llegar el hombre a la luna.
Si desde un principio nos damos cuenta dónde vivimos y cómo lo hacemos, llegaremos a una situación más personal y alejada de tendencias políticas. ¿Es nuestro consumo nuestra fuente de felicidad? o ¿es nuestra felicidad la que decide cuando consumir para su beneficio? Pensad estas questiones y comulgar con vuestro subconsciente.
La lógica impone que el consumo solo es necesario para ampliar nuestro grado de satisfacción, posibilitar un bienestar deseado. Lo absurdo indica lo que realmente pasa, individuos que buscan en el mercado aquello con lo que puedan sentirse bien. Comprar por comprar, esclavos de los precios contra una felicidad abstracta, solamente reconocida al pasar la tarjeta de crédito por un lector haciendo una adquisición adicional. Extrañamente esto les llena, sienten la necesidad de realizar otra compra para encontrarse con ese mismo sentimiento (Y el bucle no para).
Consumo... felicidad... ¿a qué precio está?
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